El movimiento
surrealista en Francia produjo un impacto en la vida de Remedios Varo. Antes de
establecerse en Barcelona, la artista y su esposo Lizarraga pasaron un año de
formación en el extranjero, visitando París. Sus encuentros con los
surrealistas causaron a Remedios un cambio en su concepción del arte y de la
vida, visto que la libertad sexual y la oposición a los valores establecidos
eran lo que siempre deseaba. Remedios
Varo y Lizarraga vivían una vida bohémia y
pudieron saborear el ambiente del surrealismo.
El surrealismo español liberó a las
artistas españolas en los años veinte de los ritmos conformistas que dominaban
la escena artística en Madrid. En Barcelona, una ciudad cosmopolita, Remedios
Varo y su esposo encontraron el ambiente liberal, optimista, intelectual y
artístico que buscaban.
Un gran estímulo en su evolución
hacia el surrealismo fue el poeta surrealista francés, Benjamin Péret, Remedios
se casaría con Péret y huiría con él a París. Los surrealistas en Europa
formaban un grupo que vivía una vida despreocupada en la que París funcionaba como
centro cultural. Vivía al margen de la sociedad, disconforme a las reglas. Remedios
Varo fue introducida en el corazón del grupo surrealista como compañera de
Péret.
Correspondiente a la imagen crucial
del surrealismo de la “femme-enfant”,
una mujer-niña de la que su inocencia espontánea, no pervertida por la razón,
ni la lógica, la lleva en contacto con el reino intuitivo de su inconsciencia,
en el círculo surrealista Remedios Varo solía reducir su edad con cinco años.
Remedios
nunca fue un “miembro oficial” del grupo surrealista, aun que los surrealistas
la consideraban como una de ellos. Fue en México donde se estableció como artista
independiente y exitosa dedicando toda su atención a su arte, gracias a su
mejor situación económica.