Remedios Varo

- REMEDIOS VARO - LA MUJER EN EL SURREALISMO -

lunes, 18 de marzo de 2024

La mujer como musa en el surrealismo.

En la obra de Dalí aparece la influencia de la mujer como su musa inspiradora. Gala es su protagonista, su mundo y su obsesión. Son numerosas las obras en las que podemos contemplar a Gala, como en “Leda atómica” (1949), donde podemos apreciar claramente esta mezcla de admiración y obsesión.

Bretón también vivió algo similar, dedica a Nadja en “Arcane” la siguiente cita: "Cuando la suerte te trajo a mi encuentro, la mayor oscuridad reinaba en mí y puedo decir que en mí se ha abierto esta ventana."



La mujer era inspiradora de emociones y pasiones, de sentimientos encontrados, en una lucha constante entre la luz, el amor, y la oscuridad, la pasión. A través de esta fuerza vital que arrastraba a nuestros artistas surrealistas a un mundo contradictorio. Bretón profundizo en todo este sentimiento en “Pez Soluble” (1924), “Nadja” (1928) y “El amor loco” (1937) donde expone una mezcla, de lo espiritual y lo carnal. La mujer alcanza el clímax de su libertad sexual, pero no de forma plena, no con verdadera autonomía, la alcanza para entregarse al otro, volviendo a caer en las redes de donde escapó, teniendo que pagar un precio y no en completa libertad.

Las fotografías de Man Ray son un magnifico ejemplo de esa libertad ideal, y en el fondo no alcanzada, una libertad utópica. Bretón afirmaba que las fotografías de Man Ray sobre mujer eran "la suma de los deseos y los sueños... perfectas encarnaciones... de lo que es más eternamente joven en el arte del amor”.[1]

Magritte utiliza a la mujer como un objeto erótico, un juguete. Realiza un hibrido de mujer dispuesta a ofrecer placer como si de una maquina sexual se tratase, combina los atributos femeninos, en su obra “La violación” (1934) de la que existen diversas versiones. Traspasa los límites de lo racional, para transportarnos a un mundo machista y obsesivo, donde aparecen claramente sus frustraciones y deseos más ocultos que se liberan a través del Surrealismo.

En el surrealismo la mujer  encarna en numerosas ocasiones el mal, en equilibrio con el bien. Amor y muerte, como dos realidades inseparables de lo conciente y lo inconsciente. Se identifica en numerosas ocasiones a la mujer con la muerte, con la naturaleza, constituye uno del los mensajes más repetidos en el surrealismo.

Los surrealistas idealizan a la mujer pero la utilizan a su capricho, como si de un objeto se tratase. Se escudan en concepciones que según ellos están profundamente arraigadas en el inconscientes y que escapan y se liberan en sus obras, que incluso llegan a ser algunas incluso cómicas como “El Violón de Ingres” (1924) o los muebles de Dalí.





[1] A. Breton, "The Visages of woman", en Man Ray Photographs 1920-1934.

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